domingo, 17 de junio de 2012

El Glutatión y el Sistema Inmunológico

El Glutatión y el Sistema Inmunológico

Es sorprendente saber que mucha gente aún sigue creyendo que se enferma de gripe por enfriarse o salir de casa con el cabello mojado. Es de común conocimiento que es un hecho que la gripe común es una enfermedad contagiosa y transmisible. Aunque muchos lo crean así, no nos enfermamos de gripe por exponernos al aire frío. Estas creencias están profundamente arraigadas en nuestra cultura. Sin embargo, la realidad es que nos enfermamos de gripe cuando nos exponemos directamente al virus que causa esta enfermedad.

Algunas personas tienden a echarle la culpa de su gripe a el hecho de estar muy estresados, con exceso de trabajo, o al haber hecho demasiado ejercicio. Estas personas se acercan más a la verdad. Ya que aunque estos factores por si solos no son causantes de una gripe, si nos hacen más susceptibles a contraer el virus. Al esforzarse de más y estresarse, estas personas disminuyen sus recursos inmunológicos y sufren las consecuencias por ello – el virus se sobrepone a sus defensas. La mayoría de las visitas al doctor son el resultado de que el sistema inmunológico no ha logrado lidiar con una amenaza específica. La buena noticia es que el sistema inmunológico puede ser mejorado.
Muy poca gente se da cuenta de esto, aún aquellas personas quienes continuamente se preocupan por su bienestar. Muchos de nosotros sabemos cómo cuidar nuestro corazón y nuestros músculos, pero muy pocos le ponemos atención a nuestro sistema inmunológico, a pesar de que este representa nuestra primera línea de defensa en contra de todas las infecciones y ataques destructivos. Para mantener una buena respuesta inmune debemos hacer ejercicio de manera regular (45-60 minutos, 3 veces por semana), comer de manera regular y variada, mantener un peso ideal, dormir de manera regular (8 horas para adultos jóvenes, menos para personas de la tercera edad), suplementar su alimentación con vitaminas, minerales y micronutrientes, evitar estrés innecesario, y, aunque suene gracioso, reír mucho. También debemos evitar contacto con la radiación y las toxinas, abusar del tabaco, el alcohol y la cafeína, así como también el uso innecesario de antibióticos y esteroides.
La defensa inmunológica es un sistema extraordinariamente sofisticado. Un examen microscópico de cualquier parte del cuerpo mostrará al sistema inmunológico lidiando con microorganismos tales como las bacterias, parásitos y hongos, y eso es sólo dentro del cuerpo. Tanto el medio ambiente del cual tomamos el aire que respiramos, y el agua y la comida que ingerimos también están saturados de microorganismos. Es sorprendente que podamos sobrevivir a pesar de todo esto.

Por lo regular, sólo consultamos a un médico una vez que una enfermedad ha manifestado control sobre nosotros. A menudo, el doctor lanza una estrategia de ataque a base de antibióticos, compuestos antivirales, o quimioterapia, intentando eliminar a los invasores. A pesar de los efectos secundarios, esta estrategia ofensiva ha demostrado ser ampliamente efectiva. Es la mejor manera que hemos encontrado de pelear la guerra.

Sin embargo, es preferible evitar la guerra, después de todo, el campo de batalla es nuestro cuerpo. Aun cuando los medicamentos ganen la batalla, los daños permanecen. Los efectos secundarios de los medicamentos y los efectos posteriores a la quimioterapia pueden describirse como una destrucción aleatoria que resulta en la muerte de muchos inocentes. No podemos sobre enfatizar la importancia de la estrategia defensiva – la medicina preventiva que detiene a los invasores antes de que se establezcan en el organismo y así evita el conflicto. Un sistema inmunológico con un funcionamiento óptimo es sin duda la mejor forma de prevención. Podemos alcanzar este tipo de funcionamiento nutriendo y alimentando a nuestro sistema inmunológico de la misma manera que alimentamos al resto de nuestro cuerpo.

La Respuesta Inmunológica

La respuesta inmunológica busca, identifica, y ataca microorganismos, agentes alérgicos, células cancerosas y tejido muerto—los cuales se conocen conjuntamente como antígenos. La reacción del cuerpo se conoce como respuesta antígena.

Cuando un patógeno entra al torrente sanguíneo, se activan las células inmunológicas. Existen diferentes tipos de estas células, tales como células polimorfonucleares que forman el pus. Estas enormes células simplemente envuelven a los patógenos y los digieren. Los linfocitos más pequeños y más sofisticados, se encargan de los patógenos al adecuar una defensa específica para ellos.
Los linfocitos B identifican los patógenos y los marcan para que los linfocitos T los ataquen. Las células T auxiliares alertan a las células inmunológicas para que estas se agreguen a la batalla, las células T asesinas destruyen al intruso, y las células T supresoras se encargan de apagar la respuesta inmunológica una vez que el trabajo ha sido terminado.

Sin embargo, la respuesta inmunológica saludable puede ser comprometida, es decir, tiende a deteriorarse. Puede ser que halla demasiado pocas células inmunológicas, las células mismas pueden ser incompetentes, o pueden ser derrotadas por algún patógeno más poderoso que ellas. En la mayoría de los casos, el lado de adaptación del sistema inmunológico logra identificar y subsecuentemente recordar la firma química de algún patógeno en particular y es capaz de lidiar con el la siguiente vez que tenga que enfrentarlo. Esto lleva a una inmunidad total o parcial. Por ejemplo, usted sólo puede contraer viruela una vez en la vida.

El sistema inmunológico es impresionante pero no infalible. En ocasiones puede reaccionar ante amenazas como si no lo fueran, y a mecanismos normales como si fuesen ataques al cuerpo. Queremos que nuestra respuesta inmunológica nos proteja en contra de las infecciones, ignore las substancias inofensivas, acepte órganos que han sido transplantados, que no ataque a nuestros propios órganos y que nos proteja en contra de los carcinógenos y el crecimiento de tumores. Queremos evitar las infecciones recurrentes, reacciones alérgicas a substancias inofensivas, rechazo a órganos que han sido transplantados, enfermedades auto inmunes en la que el cuerpo ataca a sus propios sistemas, y el cáncer.

Las dos respuestas inmunes menos deseadas son las enfermedades auto inmunes y la alergias. En una enfermedad auto inmune el cuerpo confunde un tejido normal con un antígeno foráneo y lo ataca, lo cual lleva a la destrucción de tejido saludable. En el caso de las alergias, el sistema inmunológico confunde una sustancia inofensiva con una dañina y responde con reacción agresiva, y en ocasiones mortal. Algunas enfermedades auto inmunes son:
  • Lupus
  • Miastenia Grave
  • Síndrome de fatiga Crónica
  • Artritis Reumatoide
  • Esclerosis Múltiple
  • Polimiositis
  • Escloeroderma
  • Enfermedad de Lou Gherig
  • Enfermedad de Grave
  • Enfermedad de Chron

El Sistema Inmunológico y el Glutatión

Nuestro recuento de las células polimorfonucleares y los linfocitos en la sección anterior sólo cubre una parte del sistema inmunológico. Los linfocitos de células B forman el 10% del total de los linfocitos que circulan en el organismo, y funcionan al liberar inmunoglobulinas para atacar y destruir patógenos invasores. Aproximadamente el 80% de los linfocitos en el cuerpo son células T. Cuando estos linfocitos son trastornados, las puertas a la infección se abren y la salud se ve comprometida. Por ejemplo, el Virus de Inmunodeficiencia Humano (VIH) destruye las células T auxiliares y deja a las células T asesinas incomunicadas e impotentes. Como resultado, microorganismos invasores los cuales el cuerpo normalmente disiparía son capaces de causar las severas infecciones que caracterizan al SIDA.

El Glutatión desempeña un papel crucial en el funcionamiento de las células inmunológicas. El doctor Gustavo Bounous, un experto líder en el estudio de Glutatión dice, “El factor limitante en la actividad adecuada de nuestros linfocitos es la disponibilidad de Glutatión.” Este concepto se hace evidentemente claro en el Virus de Inmunodeficiencia Humano o VIH—la causa del SIDA.
En esencia, el SIDA es una disfunción de los linfocitos de célula T. Los pacientes que sufren de esta enfermedad, por lo regular, muestran niveles bajos de Glutatión, especialmente en el conteo de Glutatión en los linfocitos de célula T. Varios estudios han demostrado que los niveles de Glutatión pueden ser indicadores que muestran las posibilidades de sobrevivencia y calidad de vida de pacientes de SIDA.

El crecimiento y la actividad saludable de las células depende directamente de la disponibilidad de Glutatión. La disminución experimental de los niveles de Glutatión ha mostrado disminuir severamente la habilidad de las células inmunológicas para combatir con los patógenos lo cual deja la puerta abierta a las enfermedades. En varios estudios, los niveles de Gutatión intracelular corresponden directamente a la efectividad de la respuesta inmunológica. En cierta forma, el Glutatión es un tipo de alimento para el sistema inmunológico.

En algunas enfermedades autoinmunes tales como la artritis reumatoide, lupus (SLE) y en el proceso normal del envejecimiento, los linfocitos de células T muestran una respuesta inmunológica debilitada ante los antígenos invasores. Adicionalmente, estas condiciones crónicas inflamatorias han sido asociadas a concentraciones bajas de Glutatión en el suero sanguíneo y en los glóbulos rojos.
Un linfocito ataca a un patógeno al liberar un poderoso químico oxidante tal como el peróxido, y el linfocito se protege a si mismo neutralizándolo con Glutatión. También, los linfocitos deben replicarse a si mismos una y otra vez (expansión monoclonal) para poder atacar a la población patógena en su totalidad. Este proceso requiere el uso de oxígeno y la liberación adicional de oxidantes. Para lograr una replicación eficiente y continua se requiere el uso del Glutatión para contraatacar los efectos de oxidación. Así que el combatir una infección consume Glutatión en dos formas—al utilizarlo para estabilizar los radicales libres y también para producir células inmunológicas. Esto se hace aparente en infecciones agudas tales como la neumonía bacterial. En infecciones crónicas tales como la hepatitis C o el SIDA, el desgaste en los niveles de Glutatión es aun más pronunciado. Estudios recientes han demostrado que los niveles de Glutatión elevados le permite al sistema inmunológico lidiar con estas infecciones de manera más efectiva.
El doctor Gustavo Bounous y su equipo de investigadores de la Universidad de McGill midieron la respuesta inmunológica en animales quienes se alimentaron con un aislado de proteína rica en precursores de Glutatión (la cual después fue llamada Immunocal). Estos animales demostraron tanto niveles intracelulares de Glutatión más elevados, como una respuesta más efectiva a las amenazas inmunológicas. Interesantemente, otros animales quienes se alimentaron de una proteína similar a base de caseína no resultaron beneficiados de la misma manera.

Así que la actividad protectora del Glutatión tiene dos funciones—fortalece el funcionamiento de las células inmunológicas y también funciona como un antioxidante dentro de las mismas.
Un alarmante número de infecciones bacteriales resistentes a los antibióticos tales como la enfermedad que carcome la piel, el enterococo resistente a la vancomicina, y el estafilococo resistente a la meticilina han llegado a nuestros hospitales y comunidades. Algunos profesionales de la salud creen que virus tales como las causantes del SIDA y la Hepatitis C son tan solo la punta del iceberg, y que una ola de nuevos patógenos emergentes esta en camino. Males antiguos, tales como la tuberculosis, los cuales se creían haber sido erradicados, han regresado con mayor fuerza y ya no son susceptibles a tratamientos que anteriormente funcionaban para contrarrestarlos. El fortalecer nuestros niveles de Glutatión es una manera práctica de prepararnos para defendernos contra estas amenazas evidentes.

Conclusión

El sistema inmunológico utiliza varios tipos de células para combatir las infecciones y otras amenazas y el crecimiento y el funcionamiento saludable de estas células depende de la disponibilidad de Glutatión. El Glutation se encuentra en el centro de todos los procesos inmunológicos y el tener niveles bajos de Glutatión es algo común en muchas enfermedades, especialmente en el SIDA el cual se caracteriza por un sistema inmunológico severamente comprometido.

El elevar y mantener los niveles de Glutatión puede minimizar el riesgo de contraer estas enfermedades. Aunque sólo las personas que se encuentran severamente enfermas muestran una deficiencia en el nivel de Glutatión, aquellas personas con una salud estable también pueden beneficiarse con la suplementacion de Glutatión, especialmente en estos días en que estamos tan expuestos, como nunca antes a toxinas ambientales y a bacterias resistentes a los medicamentos.
Sin duda alguna, la mejor forma de medicina preventiva es un sistema inmunológico en funcionamiento óptimo y la mejor manera de optimizar este sistema es alimentándolo de Glutatión por medio de proporcionar al organismo los precursores para su sintetización.  -Dra. Joya

No hay comentarios:

Publicar un comentario