En
el 2007 las ventas de suplementos aumentaron a $23.7 billones. La mayoría de estos suplementos fueron
comprados por personas baby boomers para mitigar o curar enfermedades,
disminuir el envejecimiento y prevenir posibles enfermedades. Muchas de estas personas no están bien informadas
acerca de los suplementos que son saludables para ellos.
Muchos de los suplementos dietéticos tienen funciones
parecidas a las drogas como por ejemplo: bajar el colesterol, bajar la presión
etc. A pesar de eso las agencias gubernamentales no regulan los suplementos
como lo hacen con las drogas. Por esta
razón los manufactureros tienen la libertad de declarar los efectos que hacen
sus productos sin tener evidencia científica que lo respalde. Utilizan como recurso las revistas, libros,
televisión, internet y entrevistas para hacer sus declaraciones.
Los
suplementos dietéticos son regulados como una sub categoría de alimento en la
FDA por la Dietary Supplement Health and
Education Act (DSHEA) 1994. La DSHEA define suplemento dietario todo producto
creado para suplementar la dieta conteniendo: vitaminas, minerales, hierbas o
botánicos, amino ácidos, extractos, concentrados o combinaciones de los
ingredientes ya mencionados. Todo aquel
ingrediente que sea vendido después de implantar la DSHEA que no sea reconocido
como una sustancia de alimento, el manufacturero debe notificar su intención de
mercadeo a la FDA con la información en la cual
se basan para decir que es seguro o funcional. Si las alegaciones del producto son
“structure/function” la etiqueta debe decir: “This product has not been evaluated by the FDA and it
is not intended to diagnose, treat, cure, or prevent any disease”.
En
Junio, 2003 La Health Canada’s Natural Health Products Directorate, lanzo
regulaciones para productos naturales o suplementos dieteticos. Tomo efecto en Enero, 2004 y es más efectiva
en garantizar la seguridad y eficacia de los suplementos que la DSHEA. Para poder hacer una buena elección de
suplementos se debe tener en consideración ciertos puntos: Debe tener una
cantidad significativa del ingrediente para hacer un buen efecto. Debe ser un producto del que usted tenga un
conocimiento detallado. Asegurarse de
que la dosis usada en el estudio sea la misma que se va a ingerir. El producto debe tener un buen nivel de
absorción. El producto debe tener
beneficios exclusivos o difíciles de encontrar en alimentos. Asegurarse que la compañía que mercadea el
producto tenga buenas credenciales y sea de confiar.
Se recomienda que los suplementos
que se elijan tengan algún tipo de certificación por alguna agencia reguladora
para garantizar la calidad del producto.
Una de las agencias existentes lo es la U.S Pharmacopeia (USP). Establecida en 1820, es una organización que
establece estándares de calidad para productos para la salud. Medicinas prescritas, drogas de
biotecnología, aparatos médicos, vitaminas y minerales y suplementos dietarios. Esta certificación asegura que el producto
contiene los ingredientes listados en la etiqueta, en cantidad y potencia. No contiene niveles peligrosos de
contaminantes como metales pesados, microbios y pesticidas. Se descomponen y se liberan en el cuerpo en
un tiempo específico. Ha sido
fabricado de acuerdo a las buenas
prácticas manufactureras de la FDA (cGMPs), utilizando sanidad y procedimientos
bien controlados.
Muchas veces algunas compañías hacen
alegaciones llamativas y la mayoría de las veces no son ciertas. Para poder identificar posibles fraudes en
los productos existen varios indicadores.
Utilizan jerga pseudomedica como detoxifica, purifica, energiza. Muchas veces estas alegaciones no son
totalmente ciertas y para poder saber si son ciertas o no, usted debe buscar la
información y/o estudios científicos que respalden esas alegaciones. Otro indicador de posible fraude es cuando se
alega que el producto puede curar una gama de enfermedades. Cuando se encuentre con un producto que contenga
estas alegaciones hay que estar muy atento ya que según la FDA los suplementos
no son fabricados para curar, tratar o prevenir enfermedades. Si se alega que el producto no ocasiona
efectos secundarios también es otro indicador ya que la mayoría de los
productos que son beneficiosos tienen como mínimo efectos de
detoxificacion. Al encontrarse con un
producto que alegue estar respaldado por estudios científicos y/o clínicos pero
no proveen una lista de referencia o los estudios son antiguos o mal hechos,
esto es un indicador de posible fraude.
Si se alega que el gobierno o la comunidad científica y médica están
suprimiendo la información de su producto, esto muestra un alto potencial de
fraude ya que si realmente el producto es beneficioso para la salud ninguna
agencia gubernamental o comunidad científica y medica va a suprimir esta
información porque sería algo que podría beneficiar a la población en general.
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